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Ingredientes
- 1/2 kg de sardinas
- 8 dientes de ajo
- 2 cayenas
- Aceite de oliva virgen extra
- Vinagre de sidra
- Perejil picado
- Sal
Personas | Tiempo | Calorías | Dificultad |
2 | 15min | – | Muy fácil |
Instrucciones
Preparación previa
- Sumergimos las sardinas limpias en agua con hielos para que se terminen de limpiar y se desangren.
- Una vez se hayan desangrado, las escurrimos y las secamos en papel absorbente.
Para hacer la ajada
- Añadimos una buena cantidad de aceite a una sartén y la ponemos al fuego con una par de cayenas secas.
- Quitamos la piel de los ajos y los cortamos a la mitad. Retiramos el germen de cada mitad de ajo y los posamos por la parte plana. Los laminamos cortándolos muy finamente.
- Una vez el aceite haya cogido temperatura, añadimos todo el ajo laminado y lo rehogamos en él. Freímos el ajo hasta que este esté cocinado y ligeramente dorado y crujiente, pero teniendo cuidado de que no se nos tueste demasiado ya que terminaría amargando.
- Una vez frito el ajo, lo colamos para que se deje de cocinar y para separar el aceite del ajo.
Para hacer la sardina
- Limpiamos la sartén y la secamos. Con la sartén ya limpia, vamos disponiendo todas las sardinas, una junta a otra y del centro hacia afuera, de modo que una tras otra terminen cubriendo toda la circunferencia de la sartén.
- Salamos las sardinas.
- Cogemos el aceite en el que hemos frito el ajo y que hemos filtrado anteriormente y lo volcamos sobre las sardinas. Llevamos la sartén a fuego alto, para que el aceite coja temperatura y empiece a cocinar las sardinas lo más rápidamente posible.
- Cuando el aceite empiece a freír las sardinas, añadimos un chorro generoso de vinagre, reincorporamos el ajo laminado frito y apagamos el fuego.
- Espolvoreamos con una buena cantidad de perejil picado y tapamos la sartén con una tapa, para que el pescado se termine de cocinar con el calor residual junto con el aceite, la cayena, el vinagre y el perejil.
Pasos finales
- Servimos las sardinas, colocando el ajo laminado y frito sobre ellas y bañándolas con una pequeña cantidad del aceite donde las hemos cocinado, que contará con todo el sabor del ajo, la cayena, el vinagre y el jugo que habrán soltado las propias sardinas al cocinarse tan lentamente.